LA VALÍA DE ÓSCAR MAINER

Hace unas horas hablé con Óscar Mainer, director deportivo del CAI Aragón. Le hice unas preguntas para una entrevista que mañana podréis ver en la edición impresa de HERALDO. Mainer, hasta en los momentos más delicados, siempre transmite tranquilidad. En su valoración de la situación actual, subraya que la clasificación (el CAI Aragón es tercero en la Asobal) no es fruto de la casualidad, pero que habrá que dejarse la vida para mantenerse ahí, en la zona de Champions.
Considero a Mainer como uno de los mayores activos del club. Sé de su profesionalidad desde mucho tiempo antes de llegar al CAI Aragón. Todo lo que ha alcanzado en la vida ha sido con un gran esfuerzo. Los dos somos de la misma generación, del año 69. Él era un extremo fantástico en un equipo fantástico, como los Maristas, un conjunto que llegó a jugar la final del Campeonato de España Juvenil ante el Barça de Barrufet. Yo, un central limitadísimo de Agustinos (solo de brazo no vive el buen jugador de balonmano...), lugar del que el mejor recuerdo que me queda es Antonio Jerez, un magnífico lanzador, también compañero de estudios en el Instituto José Manuel Blecua. En algún comentario anterior decía algún amante del balonmano que estudié en los Maristas. Otro dijo que en La Salle, con Juan Carlos Gordo, ese pedazo de portero que jugó hasta hace bien poco en el Forcusa Huesca. Pues no, el bachillerato y el COU los cursé en el Blecua. Sí es cierto que tengo bastantes amigos en los equipos de balonmano de Maristas y que trabé una amistad que todavía perdura con Juan Carlos Gordo, con el que también jugué en el equipo de balonmano de la Universidad.
Mainer saltó de Maristas a Granollers, donde jugó con las mejores promesas del balonmano español: Masip, Garralda, Ricardo Marín... Luego llegaron el Gáldar y su etapa de gloria en el Portland San Antonio de Pamplona. Esperó hasta los 30 años para ser internacional absoluto. Entonces ya tenía hechas añicos las dos rodillas. Decía antes que todo se lo ha ganado a pulso. El mejor jugador de Maristas no era él, sino un lateral extraordinario llamado Javier Cabello, el jugador con más calidad que jamás he visto en el balonmano de base. Pero el que llegó fue él, porque él fue el que lo intentó con todas sus fuerzas.
En la etapa terminal de su carrera conoció equipos medios y bajos, como el Bidasoa y el Torrevieja. Mainer ha sabido sintetizar muy bien todas estas enseñanzas de la vida en clubes tan distintos. Luego, una sólida formación académica (es licenciado en INEF y entrenador nacional), acaba por definir el perfil ideal de un director deportivo. Solo hay que ver la trayectoria en los últimos tres años del CAI Aragón, su fiel reflejo: serio, cabal, persistente, tenaz. Un lujo para el deporte aragonés.