CON LA TÚNICA MORADA...

Antes de comenzar a escribir, querría agradeceros, amigos del balonmano, la mesura que habéis mostrado en vuestros comentarios. Como podéis ver, en el blog no figura ningún apunte nuevo desde hace una semana, concretamente desde la previa del encuentro ante el Chambery. El motivo es que la gripe me ha mandado directamente a la camita. Desde el domingo pasado, solo me he levantado el martes por la tarde para ir al Heraldo a por el ordenador portátil (si hay algún contagio en la tercera planta, ya sabéis compañeros, he sido yo…); ayer, para viajar a Éibar a ver el equipo; y ahora, para contaros unas cosillas e ir luego a oír cantar una saeta a mi amigo Paquito de Guadix. Esta es de momento mi Semana Santa: camino del calvario, como el CAI Aragón.
Todos estábamos muy contentos después de eliminar al Chambery. Pienso que el partido con el Arrate no se preparó convenientemente. No es mal equipo el Arrate, y en su cancha siempre resulta complicado ganar. Nada más llegar a Éibar, me encontré con los amigos de Sportmanía, con Fernando Hervás y con Jordi Álvaro. Yo os he comentado que a mí me encantan sus transmisiones, pero este año no le están trayendo demasiada suerte al CAI Aragón. Hasta ayer habían transmitido cuatro partidos, y los cuatro los había perdido. Con el de ayer, cinco de cinco.
Me duele decirlo, pero ayer el CAI Aragón se arrastró por la pista, fue un juguete roto en manos del Arrate. Kosovac tampoco supo leer el partido: mal planteamiento y peores rotaciones. Una vez más, el descartado fue Borges. La defensa no existió. Se perdieron 10 pelotas en la primera mitad de las que ocho acabaron en gol de contragolpe del Arrate. Al descanso, 20-13, en medio de un ridículo espantoso. Y yo, con 38 de fiebre en la grada…
Se mejoró algo en la segunda mitad. He dicho algo. Solo algo. A pesar de esta leve mejoría, los datos siguieron siendo alarmantes. Kosovac volvió a sacar a Prendes de reserva (hasta hace 15 días estaba espléndido). Cartón no marcó. Arrhenius, tampoco. Krivokapic volvió a jugar poco. Sorrentino volvió a dar la cara. Doder se sigue sin enterar. Aviso para navegantes: Vatne jugó en ataque. A mí, el que más me gustó fue Zaky, que al menos lo intentó todo aunque tuviera que jugar de extremo. Al final del partido, las caras de Paco Poblador y Óscar Mainer lo desvelaban todo: así no se va a ninguna parte. Si se quiere ser grande hay que demostrarlo en todas las pistas.
Si el trayecto de estos 60 minutos fue un clavario, el viaje de regreso fue peor, entre la fiebre y el rebobinado del partido. Nada más llegar a casa me eché de nuevo a la cama (me encanta la posición horizontal) después de tomar lechecita caliente y miel. Acabó de levantarme ahora. Me ha despertado don Antonio Castilla y Pino, profundo conocedor del mundo taurino y de la copla, con el que ahora voy a curar mis penas escuchando la saeta “Con la túnica morada…” del gran Paquito de Guadix. Esa es otra las grandes pasiones de este católico pecador y profundamente aragonés que ahora os escribe. La fiebre ya casi ha desaparecido. Todos esperamos que la imagen de ayer también desaparezca.