24 de enero de 2008

CARTÓN Y ESPAÑA

La renovación de Toño Cartón atenúa el dolor del despeñamiento de España en el Europeo de Noruega. Unimos elementos heterogéneos, mezcla propia de estos días de casi nada en Zaragoza (previos de casi todo). Iremos por partes. La continuidad de Cartón desvela las claves que maneja el CAI Aragón. El club no solo apuesta por notables jugadores, sino por personas. Las personas que se visten por los pies suelen ser agradecidas. Cartón lo es. Así, a pesar de haber recibido una oferta del Portland San Antonio económicamente superior, prefiere quedarse en Zaragoza, pues se siente querido en el club desde incluso antes de llegar, cuando el CAI Aragón se puso a su disposición al caer lesionado en el Bidasoa. Deportiva y humanamente representa un refuerzo de primera. Igual que Arrhenius. Es muy bueno fichar grandes jugadores. Mejor si cabe, si además son personas. Solo hay que comprobar los vestuarios de otros clubes de elite de la inmortal ciudad para comprobarlo.
En cuanto a España, todos estamos un tanto decepcionados. Se ha perdido por un gol ante Francia y por otro ante Suecia. Ante los franceses, Iker Romero desperdició un par de balones decisivos. Peor fue lo de Roberto García Parrondo (Cartón tendría que estar ahí). No está últimamente afortunado Parrondo en los minutos finales. El Valladolid no jugó la pasada final de la Champions porque él falló un penalti con el reloj a cero en la semifinal ante el Flensburg. Ante Francia, se dirigió al banquillo cuando restaban unos segundillos y Pastor no lo retiró. Pastor se equivocó en esta decisión. Luego, Parrondo lo hizo todo mal: avanzó demasiado y le pasó la pelota tarde y mal a Entrerríos. Respecto al caso Ruesga, es evidente que a Pastor no le gustan los centrales finalizadores. Ruesga no es un sobresaliente pasador pero sí uno de los mejores finalizadores (tanto en supensión como en penetración) de la Asobal. Sobre todo en los minutos finales, todos pedimos su presencia en la pista.

P. D.: En cuanto al encuentro programado entre directivos y periodistas, debo aclarar que mi peso actual es de 96 kilogramos, es decir cuatro menos que Arrhenius. El problema es que Robert mide dos metros y yo no alcanzo los 175 centímetros ni con zapatos de tacón. Ergo, no estoy en condiciones de vestirme de corto. Para hacer el ridículo siempre hay tiempo, pero mejor en pantalón largo. Actualmente entreno al guiñote, deporte típicamente aragonés en el que ya he superado en duro duelo al actual presidente del subcampeón de la EHF.

199 comentarios: